Una semana después que el presidente Nayib Bukele explotó las redes sociales con sus afirmaciones sobre el posible retorno de la minería metálica a El Salvador; su gobierno, a través de la Autoridad Salvadoreña del Agua (ASA), instaló en el lago de Coatepeque un sistema de 60 boyas ultrasónicas que eliminarán el 90 % de las cianobacterias (un tipo de fitoplancton) que llevaron al gobierno a decretar Estado de Emergencia Ambiental en este lago desde el pasado 5 de abril.
Las boyas llegaron al lago de Coatepeque en junio, y permanecieron guardadas en el Centro de Recreación “Constitución 1950”, también conocido como Centro Obrero, relataron diferentes fuentes a MalaYerba. Lo que coincide con el proceso de compra directa que siguió la ASA para adquirir las boyas; cuyo contrato inicial por $5,093,959.58 millones se firmó entre el 30 de abril y el 3 de mayo. Para el 8 de mayo, el expresidente de la ASA, Jorge Castaneda, ya anunciaba la próxima instalación de las boyas ultrasónicas.
El 8 de noviembre, las comunidades organizadas del lago, representadas en Adescos Unidas, reclamaron a la ASA la instalación de un sistema de agua potable, porque el decreto de emergencia ambiental les prohíbe el uso y consumo del agua del lago. Y aunque la urgencia de tener agua potable y saneamiento se ha mantenido con más énfasis en estos seis meses para las más de 7,000 personas que habitan la cuenca, el gobierno de Bukele decidió sacar del Centro Obrero el sistema de 60 boyas ultrasónicas hasta el 4 de diciembre.
“No les importó tenerlas (boyas) sin instalar y buscar un beneficio para la población, en su lugar, prefirieron tener una comunicación oportunista para mejorar la imagen del “cuido al medio ambiente”, mientras el país rechaza el regreso de la minería metálica”, critica Ruth López, abogada de Cristosal.
A la “comunicación oportunista” que menciona López se le conoce como «Greenwashing», que puede traducirse al español como “ecoblanqueamiento” o “lavado de imagen verde”. Organizaciones ambientalistas, académicos y activistas acuñan el término a una forma de propaganda que promueve, de manera engañosa, una falsa percepción de respeto y cuido al medio ambiente. Se trata de una práctica común entre empresas y políticos a escala global. Algo que el actual gobierno salvadoreño explota en sus redes sociales con casos como el del lago de Coatepeque y las boyas.
En la actualidad, el lago no registra floración de algas. Algo que mueve la indignación en redes sociales, ahí, en cambio, el debate se centra en la minería metálica. Por eso, para Rubén Sorto, biólogo especialista del lago de Coatepeque, las boyas son el “as bajo la manga” para crear una “cortina de humo”, en un momento en donde se critica el posible retorno de la minería metálica promovido por el presidente Bukele.
En su discurso prominero, Bukele insiste en que la “explotación responsable” de la naturaleza y sus recursos, generará el dinero que requiere su gobierno para “cuidar y sanear” el medio ambiente. El 4 de diciembre, el presidente escribió en redes sociales que el lago de Coatepeque “será el ejemplo de cómo podemos revertir el impacto ambiental con inversión, tecnología e innovación”.
Ese mismo día, durante la instalación de los dispositivos acuáticos, la actual presidenta de la ASA, Ethel Cabrera, dijo que las boyas “son un ejemplo claro de cómo la innovación y la tecnología pueden ir de la mano para el cuidado del medio ambiente”.
El costo de guardar las boyas
El 5 de abril el gobierno de Nayib Bukele decretó Emergencia Ambiental en el lago de Coatepeque por un año, debido a la “proliferación” de cianobacterias del género Limnoraphis. El decreto de emergencia habilitó la compra directa de un sistema de 60 boyas ultrasónicas instaladas este 4 de diciembre.
El expresidente de la ASA se movilizó para la compra de las boyas que “resolverán” la contaminación en el lago: Castaneda llevó el 29 de abril a la junta directiva de la ASA el nombre de la única empresa oferente de las boyas. Ese día, la junta directiva destinó $5,093,959.58 millones del fondo de compensaciones de la ASA para comprar el sistema de boyas a LG Sonic, B.V., una transnacional con oficinas en Países Bajos, Brasil, Estados Unidos y Dubai.
Pese a que la compra de las boyas fue directa y de precio fijo, al gobierno de Bukele le tomó seis meses instalar el sistema de boyas, lo que implicó un aumentó del 5.13 % del monto contratado por la tardanza de la instalación, pasando de $5,093,959.58 millones a $5,355,444.18 millones, verificó MalaYerba en el contrato de compra y su segunda modificación.
Ruth López sostuvo que el contrato de las boyas incrementó su costo porque se canceló en dos ocasiones “sin motivo alguno” la instalación. “Una de estas suspensiones quedó evidenciada en una publicación del entonces presidente de la ASA”, agregó.
La presidenta de la ASA dijo que la compra de las boyas se hizo en el marco de un proyecto que asciende a más de $6.7 millones, que incluye la entrega de micro filtros purificadores portátiles para 1,500 familias; un sistema de aguas residuales; y un sistema de tecnología isralí llamado WhiteBox, que abastece agua filtrada a la comunidad Casa Blanca.
A reventar cianobacterias
El caso de las cianobacterias del lago de Coatepeque tiene dos teorías: la oficialista que dice que la contaminación del agua aumenta la proliferación cianobacterias; y la del biólogo Rubén Sorto, que ha investigado el lago por más de 10 años, que asegura que el cambio climático provoca la muerte masiva de algas que no están adaptadas al aumento de las temperaturas.
Bajo el supuesto de que la contaminación genera microalgas, el gobierno compró las 60 boyas. El expresidente de la ASA, Jorge Castaneda, explicó en una entrevista radial que las boyas ultrasónicas “harán reventar las cianobacterias”. Algo que preocupa al biólogo Rubén Sorto, quien asegura que estudios recientes en el lago de Coatepeque registran más de 99 especies de fitoplancton, entre ellas las cianobacterias.
Estos organismos, explica Sorto, son parte del fitoplancton que produce oxígeno en el lago, a la vez que forman parte “fundamental de la cadena alimenticia” en el ecosistema acuático. Para el biólogo, el gobierno debió hacerse varias preguntas antes de instalar las boyas, porque si se afecta a una especie importante de la cadena alimenticia, se afectan a las demás especies que dependen de ella.
El presidente de Adescos Unidas, Bernardo Menéndez, también, está preocupado porque no sabe si las boyas afectarán la producción pesquera del lago. “Será un desastre porque de ahí dependen muchas familias”, dijo.