En la primera fila del lanzamiento de Amanelli, el megaproyecto de 800 millones de dólares de la inmobiliaria costarricense Urbania, se encontraban: el alcalde de Santa Ana Centro, Gustavo Acevedo; el presidente de la Agencia de Promoción de Inversiones y Exportaciones de El Salvador, Rodrigo Ayala; la ministra de Vivienda, Michelle Sol; el director ejecutivo de la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador (Opamss), Luis Rodríguez; la directora ejecutiva de la nueva Dirección de Ordenamiento Territorial y Construcción (DOT), María Paola Bardi; y hasta la suegra del presidente Bukele, Arena Perezalonso de Rodríguez, quien tiene una empresa dentro del mercado inmobiliario. Todos, a excepción de Perezalonso, son parte de la institucionalidad que regula la burbuja inmobiliaria salvadoreña.


Con este megaproyecto, la burbuja inmobiliaria se expande hasta las faldas del volcán de Santa Ana, sobre la zona de recarga hídrica del lago de Coatepeque, que es parte de la reserva de biósfera Apaneca-Ilamatepec, es decir, un lugar importante por la producción de agua y los ecosistemas que alberga. Además, es un sitio que, según la zonificación del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), se encuentra en una zona de máxima conservación, protección y restauración.
El 8 de abril, Urbania inició la gestión del permiso ambiental para 19 torres de apartamentos, entre 300 a 400 viviendas horizontales y la construcción de una laguna artificial de gran escala, todo con vista al lago de Coatepeque, cerros y volcanes de la reserva de biósfera. “Queremos que los residentes vivan rodeados de la naturaleza, pero con las comodidades de un desarrollo moderno. Esa es la esencia de Amanelli”, dijo durante la presentación del megaproyecto Michael Tarcica, ceo y fundador de Urbania.

En un comunicado de prensa, la Fundación Coatepeque mostró preocupación por el megaproyecto que iniciará en 2026. La fundación señala que la impermeabilización provocará inundaciones a las comunidades cuenca abajo. Algo que comprometería la “seguridad de los habitantes y estabilidad de los ecosistemas”, detalla el comunicado.



El biólogo Rubén Sorto, especialista de la cuenca del lago de Coatepeque, explica que el terreno elegido para el megaproyecto está rodeado de áreas protegidas: “quieren construir en medio de reservas forestales como La Bolsona, El Cocal, el Área Natural Protegida Cerro Pacho, la región de Área Natural Protegida Espejo de Agua de Lago de Coatepeque, el Área Natural Protegida Los Andes, el Parque Nacional Los Volcanes”, explica alarmado.
La construcción de Amanelli, además, afectará una serie de corredores biológicos que se desarrollan desde el cráter del volcán de Santa Ana hasta el lago de Coatepeque.


En la gestión gubernamental para que Urbania decidiera la construcción de Amanelli, colaboró la Opamss. “Básicamente era todo el análisis de suelo, geomorfología, topografía, dinámica superficial, todo lo que tiene que ver con manejo de agua, lluvias, etcétera. Zonas urbanas, zonas de protección, todo lo necesario para que los inversionistas tomasen la decisión”, explicó Luis Rodríguez, director ejecutivo de la Opamss.
El Visualizador de Información Geográfico de Evaluación Ambiental (VIGEA), sin embargo, muestra que Amanelli se desarrollará en una zona de flujo de lava, lahares y con escenario de caída de cenizas del volcán de Santa Ana.


El alcalde Gustavo Acevedo dijo, durante el evento de lanzamiento de Amanelli, que están interesados en llevar “todo tipo de inversión que engrandezca al municipio” por eso han resuelto trabas administrativas: “procesos que han tardado días y antes se tardaban meses o años y los hemos resuelto”, explicó.
Acevedo agregó que este tipo de proyectos urbanísticos tienen una compensación social que “bañan a las demás comunidades con otras infraestructuras”, y añadió que como parte de Amanelli se establece la construcción de la vía que va de Santa Ana hacia el lago de Coatepeque.
La perspectiva del desarrollo cambia cuenca abajo, en donde al menos 7,000 personas que habitan en el contorno del lago carecen de agua potable. “Están ofreciendo 19 torres y 400 viviendas lineales con agua potable y servicios; y la gente del lago tiene una lucha de décadas pidiendo agua potable, pidiendo una buena infraestructura para manejo de aguas residuales y cómo es que estos proyectos de la noche a la mañana si les van a dar agua potable y esta gente no ha tenido esa oportunidad”, reclama el biólogo.