Una auditoría ambiental de las obras del Viaducto Francisco Morazán y ampliación de la CA01W tramo Los Chorros revela el incumplimiento de medidas esenciales de mitigación de riesgos, especialmente aquellas diseñadas para estabilizar taludes y manejar adecuadamente el agua de escorrentía. El informe, emitido el 23 de agosto de 2024 por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), documenta que las obras clave para evitar la erosión de suelos y creación de cárcavas no fueron ejecutadas en los tiempos previstos.
Durante la inspección del 25 de julio de 2024, los cinco auditores del MARN encontraron que de las 27 medidas ambientales establecidas en el permiso ambiental, cinco permanecían pendientes. Una de las medidas faltantes era un sistema de 600 metros de canaleta de drenaje superficial y 12 cajas de rebalse, obras temporales de manejo de escorrentía.
Este sistema de drenaje desviaría el agua hasta la quebrada El Guarumal y los ríos Colón y Los Chorros, “previniendo la erosión de los suelos y formación de cárcavas”, según el Estudio de Impacto Ambiental y la auditoría ambiental. La documentación detalla que el costo total de esta medida es de $3,780.


A través del “Reporte de avance de implementación del Programa de Manejo Ambiental”, en julio de 2024, el ministerio de Obras Públicas aseguraba que el sistema de drenaje se empezó a hacer en mayo de 2024. Sin embargo, durante la auditoría del 25 de julio, el MARN constató que “no se han construido canaletas y cajas de rebalse”, detalla la auditoría.
La resolución de esa auditoría, firmada por el ministro Fernando López, emitida el 26 de agosto de 2024, hace énfasis en que el Ministerio de Obras Públicas debe cumplir con las medidas ambientales “conforme a lo establecido en el permiso ambiental». Las obras temporales de drenaje superficial estaban establecidas para realizarse en el cuarto mes del primer año de la construcción.
En la documentación revisada por MalaYerba se detalla que aún en la época seca la zona registra agua de escorrentía que cambia la condición del suelo que está expuesto por las obras de terracería. Según el estudio de impacto ambiental, con esta construcción se impermeabilizará un total de 771, 571 metros cuadrados de terreno, generando el aumento de escorrentías.
El territorio de Los Chorros es una recarga hídrica con un potencial de captación de agua que va desde los 200 hasta los 600 milímetros de agua promedio al año, según el Visualizador de Información Geográfico de Evaluación Ambiental (VIGEA) del MARN.
Los derrumbes
En los últimos diez meses se han registrado seis derrumbes. El 13 de diciembre ocurrió el desplome de una estructura de hierro que dejó un saldo de tres empleados de construcción muertos. La empresa constructora Dongbu Corporation indemnizó a las familias afectadas con $80,000, que incluía $25,000 para la educación de los hijos que dejaron los empleados.
Este año, más derrumbes han puesto en evidencia la vulnerabilidad de las obras. El deslizamiento del pasado 26 de abril paralizó por horas ambos sentidos de la vía. Estos eventos, documentados por medios locales, han generado serias interrupciones y ponen en duda la seguridad de una obra que fue anunciada como solución definitiva a los problemas históricos de la zona.

Con la llegada inminente de la época lluviosa, que en El Salvador se extiende de mayo a octubre, el riesgo aumenta exponencialmente. La saturación de suelos por precipitaciones intensas —combinada con taludes inestables y falta de drenaje funcional— genera un cóctel perfecto para nuevos deslizamientos. Esta situación es aún más crítica si se considera el tráfico constante que soporta esta vía, en la que, según el Viceministerio de Transporte, circulan cerca de 60,000 vehículos diariamente.